Érase una vez, en un lejano reino de Oriente, que se encontraban dos amigos cuya curiosidad y deseo de saber acerca del Bien y del Mal, los hizo un día dirigirse a la cabaña del sabio Lang con ánimo de interrogarle.

Una vez en su interior y junto a otras gentes allí reunidas, preguntaron al sabio:

Dinos anciano ¿Qué diferencia existe entre el Infierno y el Cielo?”

El sabio contestó:

«Veo una montaña de arroz recién cocinado, humeante y sabroso. A su alrededor, hay muchos hombres y mujeres famélicos y hambrientos, víctimas de expectativa y frustración. Sus palillos son más largos que sus brazos y por ello, cuando prenden el arroz no pueden hacerlo llegar a sus bocas ansiosas».

Un rumor exclamó entre los allí reunidos…

Más tarde el sabio prosiguió y dijo:

«Veo también otra montaña de arroz recién cocinado, humeante y sabroso. A su alrededor, hay muchos seres humanos alegres y sanos que sonríen con satisfacción y benevolencia. Sus palillos son también más largos que sus brazos.

SIN EMBARGO,
HAN DECIDIDO DARSE LA COMIDA
LOS UNOS A LOS OTROS»

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